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Su Revista Villa del Parque y Devoto
EL ANTIGUO CASTILLO DE VILLA DEL PARQUE
PARTE XXV
Tragedia y Misterio en su Historia
Cuando los historiadores de la presente leyenda intentaron en varias oportunidades obtener datos precisos sobre quien fue realmente el propietario de la suntuosa mansión de la calle Campana, se encontraron siempre con insalvables dificultades que obstaculizaron su trabajo. Antes del retorno a su país de origen del matrimonio Giordano D’Olivi, un familiar cercano se propuso investigar, con el único objeto de llegar al descubrimiento de la verdad absoluta sobre la titularidad del mencionado edificio. Esta persona aseguraba a mediados del año 1913 que tenía ciertas sospechas con respecto a las escrituras del denominado “Palais”. Las dudas recaían sobre algunos procedimientos aparentemente legales efectuados en distintas circunstancias por el señor Rafael Giordano que tenían directa relación con la auténtica posesión del monumental edificio. En aquella ocasión proponía un examen exhaustivo de todos los escritos a través de una nueva ciencia llamada “Plasofenia”, que había aparecido durante los primeros años del siglo XX para esclarecer eventuales fraudes en documentaciones.
LA PLASOFENIA Y EL EXAMEN PERICIAL
Los primeros antecedentes de la pericia de documentos son muy lejanos, se encuentran en la legislación romana, tarea a cargo de funcionarios del poder judicial. También actos periciales en documentos se hallan en los antiguos códigos de España.
Como es posible notar, la falsificación de escritos no es nueva y merece su estudio. El propósito fundamental es siempre el mismo. Hacer que desaparezcan de manera total determinadas escrituras utilizando el lavaje con líquidos apropiados. Con esa operación se han borrado en todas las épocas infinidad de veces los dictados de documentos auténticos, creando en su lugar otros realmente apócrifos. En los tiempos que nos ocupa comenzó a difundirse la noticia de la existencia de una flamante rama de la ciencia que se identificaba con el nombre de “Plasofenia”. La misma, intervenía en el examen pericial de documentos con la intención de decidir sobre su legitimidad.
De sus informes podía depender la libertad, el honor, o la fortuna de una persona. Para concluir con investigación exacta y creíble generalmente son consultados, químicos, peritos calígrafos, grafólogos y fotógrafos.
El método en “Plasofenia” siempre fue el mismo; como acto preliminar se observará con mucha atención el documento a examinar. Si es manuscrito leerlo tantas veces como fuese necesario para familiarizarse con su estilo. El carácter de la escritura, formas de las letras, etc. Luego se estará en mejores condiciones de saber si una escritura hecha de puño y letra es legítima o ha sido imitada por alguien.
En cuanto a los escritos ejecutados sobre un papel donde había otro texto que fue eliminado con sustancias líquidas, procedimientos químicos permitirán la reaparición total de lo borrado y por consiguiente la comprobación indiscutible de la falsificación que se trataba de ocultar.
En el caso específico de las extrañas actitudes del señor Giordano (según el citado familiar), acerca de su documentación privada, nunca nadie dio intervención a la ciencia para aclarar ciertos puntos confusos, que por aquellos tiempos hubiese sido oportuno tener en cuenta. Los años transcurrieron y con la desaparición de los protagonistas y sus testigos, solo les han quedado a los historiadores relatos transmitidos por generaciones en forma oral o también a través de manuscritos, realizados por antiguos vecinos de Villa del Parque que los cedieron en cierto momento a sus descendientes inmediatos, y por lo tanto el mito seguirá vigente, como una narración verdadera de sucesos del pasado del barrio parquense, muchos de los cuales se hallan totalmente sin ningún registro de datos cronológicos.
INCÓGNITAS
De acuerdo a los mencionados relatos surgieron incógnitas que se acoplaron a la historia del “Palais”. En sus páginas no aparece un dato considerado importante, el costo total de la magnífica y confortable edificación y quien desembolsó el dinero. Además, su maciza construcción no pertenece a un estilo determinado sin conocerse las causas por las cuales se procedió de esa manera. Todo muy complicado y sospechoso. Los trascendidos de la época originaron otros interrogantes: si don Rafael intentó ceder el dominio de esa propiedad a terceros ¿fue para evitar un embargo a sus bienes? o ¿por no poder justificar de donde obtuvo el dinero para realizar semejante obra?. Una primitiva versión aseguraba que lo hacía porque deseaba desprenderse de alguna forma del Castillo, causante según él, de su profundo e inconsolable dolor.
Nunca se logró saber si finalmente pudo concretar sus propósitos. Esta parte triste, insólita y preocupante de la leyenda, quizás no debió ser recopilada, pero no es posible ignorarla, haberlo hecho significaría asociarse a la mentira, y al ocultamiento. Aceptamos que el relato es antipático y doloroso, sin embargo, consideramos también que callar advertidamente es una especie de delito censurable, que la posteridad juzgaría en su momento como un olvido artero, impropio y sin justificación.
Continuará
ISABELINO ESPINOSA
Historiador
Foto poner de epígrafe
Daniel García, chofer encargado de trasladar a los novios el día de la boda (1911).

 

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