JHArchivosHistoricosSu Revista Barrial. Sitio web histórico y referido a Villa del Parque, Ciudad de Buenos Aires.
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Su Revista Villa del Parque y Devoto
1910: LLEGADA DEL COMETA "HALLEY"
Ante el asombro general apareció de pronto el planeta y fue visto claramente. Se lo veía como una fulgurante estrella con una tenue cola, que aparecía en el cielo porteño aproximadamente a las cuatro de la mañana. Este cometa que nos visitaba por primera vez era conocido varios siglos antes de Cristo por reyes, esclavos, guerreros y escritores. Estudiado por el astrónomo y científico inglés Edmond Halley (por lo cual llevó su nombre), apareciendo visible cada 75 años en los cielos del universo.
Su llegada provocó hechos triviales, humorísticos y también trágicos. En las grandes capitales del mundo, los diarios de la época informaban de suicidios, síncopes cardíacos, ataques de locura, porque aparentemente cada día su imagen era más nítida y hasta parecía que se acercaba lentamente hacia la Tierra, y pronosticaban que el choque con nuestro planeta se produciría irremediablemente, pues no existía salvación. En una fecha prevista la colisión se esperaba para las primeras horas de la madrugada. Muy pocos habitantes mundiales lograron dormir. En las iglesias mucha gente rezaba, también en las casas de familia se entregaban a la oración. En todas partes se advertía gran preocupación y tristeza, muchos lloraban desesperadamente.
En Europa, como sucedía en distintos lugares del planeta, existía una evidente desazón, pero también prefería el clima festivo y despreocupado la gente que no creía en fatídicos presagios, En Roma y otras ciudades italianas los locales de negocio y los restaurantes permanecieron abiertas al público toda la noche, ofreciendo la algarabía de las grandes fiestas. En la ciudad de París llovió torrencialmente, por lo tanto fracasó el intento de ascender a la Torre Eiffel para ver al cometa en todo su esplendor. Madrid, la capital española, lucía magnífica iluminada totalmente, mientras una verdadera multitud recorría las calles aparentemente sin ninguna preocupación.- En nuestra ciudad de Buenos Aires la situación se presentó de distinta manera. La inminencia de una catástrofe cósmica creó una especie de psicosis colectiva. La posibilidad de un desastre total trajo inevitables episodios de demencia, depresiones y suicidios. Sin embargo hubo también quienes se burlaron sarcásticamente del indeseable visitante sideral, y dirigiéndose a él le enviaban agrios insultos haciéndole el clásico "corte de manga", mientras que algún talentoso poeta le componía cierta cuarteta mezclada de bronca y desprecio que repetía diciendo: "Y ya se nota a tu paso / que sos un cometa a cuerda / por eso no hago caso / te podés ir a la m..."
En Villa del Parque las actitudes de la población no diferían de las demás. Muchos curiosos pobladores del barrio de casas bajas, subían a los techos de sus viviendas para observar de mejor forma al planeta. El tradicional castillo parquense deshabitado por entonces, fue ofrecido por su dueño don Rafael Giordano, a quiénes desearan ver desde su elevada torre el espectacular acontecimiento. En la ocasión se suscitaron escenas tensas, dramáticas y emotivas. La curiosidad y el temor se juntaban en esos momentos, en el alma y corazón de la gente ante la presencia de esa enigmática figura de cola brillante y alargada, causante del pánico y desconsuelo en todas partes del mundo. Sin embargo, el tiempo transcurría sin que ocurriese nada anormal.
Por esos días, algunos diarios capitalinos aseguraban a la población, informaciones del astrónomo y escritor Camilo Glamarion que no tenía dudas sobre la llegada del "Fin del Mundo". Sobre ese tema se escribieron fascículos (un total de diez) y se vendían por las calles de la ciudad a 10 centavos cada uno. En los mismos se insistía en una fecha exacta: 18 de mayo de 1910. De esa manera se creaba evidentemente una preocupante y triste expectativa sobre "La gran catástrofe universal".
Llegó finalmente ese día fatídico, y como sucedió anteriormente, en las distintas zonas del mundo las reacciones de la gente no fueron iguales. Nuevamente hubo expresiones diversas: alarmantes, de gran tristeza y preocupación, alegres, irónicas, de manifiesta indignación, etc. Cada cual exteriorizaba sus sentimientos a su manera.
Felizmente nada pasó, pero en aquel tiempo ingenioso publicistas aprovecharon la aparición del cometa para la confección de avisos. Uno decía: "Han desaparecido las fantásticas nubes de terror que rodeaban al cometa Halley. El astro peregrino se despide de nosotros con su brillante séquito, revelándonos los nombres de los exquisitos bizcochos que elaboraba la premiada Casa de A. Carpinacci. Casa Central Callao 2036.
Otro afirmaba: "Lo que dice el cometa Halley - Vino Cordero genuino, vigoriza y fortalece. Especial para banquetes, tertulia, postres y bautizos" Una vez más se confirmaba ante hechos como este, un dicho popular que nos recuerda que: "Gustos y opiniones hay miles de millones".
Continuará
ISABELINO ESPINOSA

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